La comunicación con la empleada del hogar es fundamental para conseguir que el trabajo que realice sea exitoso, mantener un clima de armonía en el hogar y evitar cambios en las tareas una vez efectuadas.
Desde la perspectiva del empleador, es conveniente tener en cuenta algunas cuestiones para mejorar la productividad del servicio que realizan estas profesionales.
Por otra parte, y desde la perspectiva de la empleada, la comunicación también resulta útil para conocer de antemano cómo quiere la empleadora que se realice el trabajo y poder seguir unas pautas.
Lo aconsejable, para favorecer la buena convivencia y la satisfacción de ambas partes, es hablar previamente sobre el trabajo a desarrollar, estableciendo de forma clara la jornada laboral y funciones, entre otros aspectos.
Se deben establecer unas pautas en los primeros días de trabajo, dedicando el tiempo necesario a dar unas instrucciones claras y concisas. Es más sencillo instaurar estas pautas en un primer momento que cambiar a posteriori unos hábitos no adecuados a las costumbres de la casa.
Es fundamental también que la trabajadora sepa con la antelación suficiente si trabajará los festivos del mes en curso, si va a ser necesario que realice horas extras algún día de la semana o que se desplace con la familia en vacaciones.
Igualmente es fundamental que la trabajadora conozca de forma precisa su salario mensual, como se le abonará los trabajos extras que haga (festivos, desplazamientos en fin de semana con la familia), cuando percibirá sus pagas extras…
Si hay alguna tarea que la empleada no realice acorde a las costumbres de nuestra casa, es aconsejable decirlo en el momento o bien al finalizar la jornada laboral, si no queremos interrumpirla durante su trabajo. De esta forma, se podrán corregir las disfunciones lo antes posible. El tono debe ser siempre conciliador y respetuoso y ambas partes deben tener en cuenta que cada casa tiene sus costumbres y que se requiere un período de adaptación en que tanto empleador como empleada deben mostrar empatía y cierto grado de paciencia.
Durante las horas de trabajo, es importante respetar unas normas para que todo resulte más fácil. Por ejemplo, acotar el uso del teléfono móvil a emergencias o a las horas descanso.
Delimitar por escrito las funciones a desempeñar, así como la forma de hacerlo resulta muy útil para que la empleada de hogar tenga siempre una guía y en caso de duda pueda consultarla.
La comunicación diaria es básica para que el trabajo fluya de manera adecuada. Comentar pequeños detalles o inquietudes que se tengan, hacen la convivencia más agradable.
En la actualidad, cada vez más familias necesitan incorporar en su hogar una empleada que les ayude con las tareas domésticas o bien el cuidado de personas mayores o niños. Por ello, mantener una comunicación respetuosa, sincera y honesta es la base de una sólida y duradera relación laboral.
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